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    2018-11-13


    Conclusiones
    Introducción
    I. El entorno económico y financiero mundial El entorno monetario y financiero mundial se encuentra en un proceso continuo de transformación y ajuste. El cual es el producto de un entorno conflictivo de juego suma cero en el que un país gana lo que otro pierde, por ello cada nación busca defenderse lo mejor posible de la especulación global. El mejor ejemplo de esto es la transformación que ha sufrido la política monetaria de Estados Unidos, Tasquinimod raíz de la crisis de 2008-2009. La política monetaria de Estados Unidos se ha tornado altamente líquida, la más líquida de la historia (ver gráfica 1). La inestabilidad financiera mundial es el resultado de un largo proceso de descomposición de la economía real de Estados Unidos y de su respuesta mediante el dominio que ejerce sobre el entorno monetario y financiero mundial al tener la moneda de reserva mundial, el dólar (Leal, 2015). Esta respuesta resuelve en el corto plazo la problemática estadounidense, pero al mismo tiempo logra que el resto del mundo financiemos sus carencias mediante la demanda de dólares. En este orden de ideas observamos que el origen del incremento en la liquidez coincide con el inicio del déficit de cuenta corriente de Estados Unidos, esto es ante la complejidad por satisfacer su demanda interna, Estados Unidos ha recurrido a la emisión monetaria para poder importar los montos de bienes de capital y bienes de consumo que requiere su economía (ver gráfica 2). Ante esta situación, la cantidad de dólares en circulación no está respaldada por el pib de la economía más fuerte en términos competitivos, por ello la tenencia de dólares fuera de Estados Unidos crece buscando espacios de rentabilidad, pero las tasas de interés están por los suelos. Por lo que el dinero en circulación se encuentra en los mercados de bonos corporativos de renta fija, lo que ha generado un mercado mucho más grande pero también más frágil. Este mercado de renta fija de Estados Unidos representa uno de los mayores mercados financieros del mundo 39.5 miles de millones de dólares en circulación a mediados de 2015, según la Asociación de la Industria de Valores y Mercados Financieros (Sifma, por sus siglas en inglés). En este contexto de alta liquidez y volatilidad, los mercados de renta fija, asociados desde hace tiempo con mayor seguridad y previsibilidad, parecen más vulnerables que nunca a cambios de precios e interrupciones de operaciones que podrían desbordarse y amenazar el financiamiento de empresas y consumidores (Barr, 2015). El riesgo financiero mundial se agudiza si observamos el diferencial entre los rendimientos de los bonos corporativos y los bonos del tesoro en Estados Unidos, a este diferencial lo conocemos como spread. El aumento del spread implica que ante la seguridad absoluta con la que cuentan los bonos gubernamentales, el público requiere de un mayor premio o rendimiento por arriesgarse en la compra de bonos corporativos, este comportamiento del mercado genera fuertes presiones sobre las empresas lo que puede llevarlas a un gran nivel de apalancamiento y finalmente a la ruptura de la cadena de pagos (Cherney, 2015). De acuerdo con Cherney (2015) esta política de aumento de liquidez (qe) conduce a la economía de Estados Unidos a un callejón sin salida, porque el aumento del spread ha derivado en el pasado en una importante quiebra de empresas. Además, las aseguradoras están sufriendo ante las bajísimas tasas de interés, porque depositan los montos recibidos por concepto de pólizas en instrumentos bancarios o en bonos del tesoro con tasas de menos de 1%. Por lo que de mantenerse mucho tiempo más la tasa de interés en esos niveles se avecina un nuevo problema financiero, ahora en el mercado de seguros. En resumen la qe ha generado mucha inestabilidad en el plano financiero. Sin embargo, ese aumento de liquidez no ha redundado en un incremento suficiente de la inversión productiva. Si bien la tasa de interés en Estados Unidos ha caído a niveles cercanos al 0% (0.2% en este año ver gráfica 3) y con ello ha arrastrado a las tasas de interés de los principales países, esto no ha redundado en un incremento importante de la inversión productiva en Estados Unidos.