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  • br Entradas br La noci n de movimiento

    2018-11-13


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    La noción de movimiento feminista, nombre político de y XMU-MP-1 escala internacional, significante de XMU-MP-1 expresiones muy diversas en los distintos espacios geopolíticos en los que se manifiesta, evidencia, sin embargo, algunos signos comunes, tanto por los debates que suscita en su interior, como por las controversias que no cesa de desplegar su nombre. En este escrito, se tratará entonces de discernir los contornos del feminismo en dos revistas argentinas que manifiestan y reclaman su lugar en ese movimiento. Exploraremos lo que puede entenderse fue una primera expresión de la crítica poscolonial al interior del feminismo argentino denominado de la segunda ola. Con ese fin, ensayaremos una reconstrucción de las miradas críticas que entabló la Asociación de Trabajo y Estudio sobre la Mujer (atem-25 de noviembre), una de las pujantes agrupaciones surgidas en los primeros años de la década de los 80, respecto del feminismo local inmediatamente anterior (encarnado en agrupaciones como el Movimiento de Liberación Feminista [mlf], la Unión Feminista Argentina [ufa] y, más tarde, la Organización Feminista Argentina [ofa]), protagonista de las floraciones y los debates feministas argentinos en los convulsionados años 70 y también de algunos rebrotes en la transición de la dictadura militar a la recuperación del gobierno democrático durante inicios de los 80. Uno de los presupuestos del estudio supone la existencia de desencuentros y críticas, tanto políticas como culturales, por parte de atem respecto del llamado feminismo de los 70, y que estos fueron decisivos al momento de ponderar y trazar las vías a seguir por la militancia feminista posterior a ese periodo. Trabajaremos, entonces, en primer lugar, sobre una caracterización del feminismo de los años setenta en Argentina, a partir de la revista Persona, que fue elaborada por el mlf entre 1974 y 1975, y que en los años 80 fue reeditada por las mismas militantes nucleadas, ahora bajo el nombre Organización Feminista Argentina (ofa). En un segundo momento, analizaremos la publicación de la agrupación atem, llamada Brujas, en particular los números pertenecientes a la primer mitad de los 80, en los que se despliegan los gestos de lectura crítica respecto del feminismo argentino precedente y del sostenido por la ofa. Así, y a Chromocenter pesar de la errancia y los tropiezos que marcan los derroteros de la militancia feminista argentina, se podría enfatizar el carácter definitorio que tuvo el trabajo político y cultural de las atemas (militantes de atem), críticas del feminismo radical —y podríamos decir también, en algún punto, colonial— de los 70, y de qué manera, mediante qué discursos y haceres, ellas consiguieron emplazar algunas bases para el establecimiento de un cierto sentido común feminista en la Argentina de nuestros días. Finalmente, volveremos sobre Persona y aventuraremos, por la vía de lo escrito, un indicio de las controvertidas relaciones que, en los 70, pueden entreverse entre el nombre feminista y el nombre peronista. Relaciones constituidas alrededor de silencios y olvidos mutuos. Aventura teórica que, desde su carácter conjetural, buscará, sin embargo, sembrar la tensión en los blancos y negros que se hubieran podido dibujar en las dos primeras partes de nuestro trabajo.
    Los tempranos y convulsionados años 70 fueron el escenario de aparición de las primeras expresiones del feminismo de la segunda ola. En el mapa de militancia local, dos agrupaciones imprimieron sesgos distintivos y reconocibles a la agenda de la militancia feminista en la Argentina de aquellos años; estas fueron la Unión Feminista Argentina (ufa) y el Movimiento de Liberación Feminista (mlf). La primera de ellas, podría decirse, fue la agrupación más relevante, aunque prácticamente no dejó registro material de su experiencia. Se creó en 1970 a partir de unas declaraciones que hiciera María Luisa Bemberg (guionista y luego cineasta) en un diario de tirada masiva. Del grupo, participaron mujeres de la cultura local, como Leonor Calvera (escritora), Hilda Rais (escritora) y Gabriela Christeller. Algunas de ellas habían participado de la experiencia previa de un grupo de lectura literaria que se desarrollaba en el refinado y tradicional Café Tortoni de Buenos Aires. Después de las declaraciones de Bemberg, que fueron un llamamiento a las mujeres a sumarse, efectivamente se acercaron a la ufa mujeres de distintas clases sociales, formaciones culturales y extracciones o experiencias políticas.